lunes, 30 de mayo de 2011

El comienzo del fin

Ha pasado mucho tiempo desde que aquel criajo con gafas enormes de culo de vaso decidió, por razones en su momento desconocidas, que quería ser médico.
Al principio no quería ser sólo un matasanos, quería compaginar sus estudios de medicina con los de derecho. Y lo más curioso es que no había ni abogados ni médicos en la familia, por lo menos en la generación que le precedía. Menos mal que se le quitó la idea de ser además abogado, porque si no puede que hoy ni siquiera estuviera escribiendo estas líneas.

Hoy después de mucho tiempo, demasiado, parece que se acerca lentamente el fin. Ha llovido mucho desde que comencé esta aventura que es estudiar medicina, una aventura que la gran mayoría de los que la emprenden la superan en su primer intento, sufriendo como todos, pero a la primera.
Yo soy de esos que sirve como excepción a la regla. Fueron casi 4 años en la inopia, trabajando de cualquier cosa (comercial, camarero en caterings y diversos locales y diversas iniciativas que no merece la pena citar), desencantado por todo lo que me rodeaba y con la duda de si algún día me vería capaz de retomar el camino que consideraba correcto para por fin cumplir uno de mis sueños.

Tras un verano de profunda reflexión trabajando como un mulo en una bodeguita (por diversas circunstancias y pese a mi inexperiencia, era una pieza indispensable en el local), decidí coger el toro por los cuernos y volver a la facultad pero sin dejar el trabajo, aunque en él duré pocos meses. Era complicado retomar la rutina de estudiar desde el ecuador de una carrera como medicina trabajando una media de 5 horas diarias de lunes a domingo (aunque he de decir que aprobé asignaturas como farmacología general, de lo que me enorgullezco).

Poco a poco conseguí avanzar, más lento de lo que deseé, pero lo conseguí. Eso sí, tenía demasiado lastre del que deshacerme. A mis complejos por volver a una facultad que no sentía como mía, se sumaba la falta de costumbre a la hora de estudiar o seguir horarios de prácticas y clases.

Lo primero lo solventé participando en diversas "agrupaciones" de alumnos, entre las que destacaría el Aula de Cultura y Delegación de Alumnos (en ésta última invertí mucho tiempo y conocí personas que ahora son muy importantes para mí). Lo segundo, ya costó más y aunque quizás nunca he recuperado el ritmo, sí que he conseguido adaptarme a las circunstancias y poco a poco superar diversos escollos.

Es cierto que desde mi regreso han sucedido muchas cosas que han retrasado este final más de lo que quisiera, pero ahora por fin, todo avanza en la dirección correcta y salvo un traspiés inesperado, a finales de año podré decir que soy licenciado en medicina.

Para acabar he de deciros que aunque nunca he dejado de creer en mí y mis capacidades, sí que me ha costado vencer ese sentimiento de haber desperdiciado mucho tiempo y que no iba a ser capaz de terminar nunca, pero también quiero destacar que me alegro de haber perdido esos años porque he conocido gente maravillosa que ha aportado mucho a lo bueno (pero poco) que ahora tengo como persona.


Foto 1: Un servidor de pequeñajo.
Foto 2: Pintando el Aula de Cultura. Ahí podéis ver, entre otros, al archiconocido @emilienko (a la izquierda de un servidor), muy activo también en todas estas tareas.
Foto 3: Yo disfrazado de cirujano :P.

5 comentarios:

  1. :) Qué bonito!!!
    No has desperdiciado el tiempo, has vivido muchas cosas y ganado experiencia en la vida, que también es muy importante, no sólo estudiar estudiar y estudiar!
    Yo, sin poder comparar con lo que tú has contado, hubo un año que por motivos familiares dejé todo de lado, me matriculé sólo de la mitad del curso, para tener tiempo libre, descansar, y disfrutar de las cosas de la vida!
    Ahora veo como "mi promoción" se gradúa mientras yo finalizo 5º, pero creo que hice bien; que tenía que hacerlo, y que ese año "de retraso" me ha servido de mucho, para conocer gente estupenda, para vivir otras cosas fuera de la facultad... en fin ^^

    Que ya casi lo tienessss!! :D
    ¡Un besote!

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  2. ¡Bonita historia Diego! La verdad es que uno no sabe lo que le depara la vida, y estaba claro que a pesar de todos los traspiés y de la falta de costumbres al volver a la facultad, el sueño de ese pequeñajo se va a cumplir.
    Yo por mi parte, soy de los que sigo ahí desde el primer momento y ya estoy rozando 4º con la punta de mis dedos, deseándo agarrar un pedazo de más de la carrera.

    Disfruta de los últimos días como no-licenciado! :)

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  3. En mi blog tienes la respuesta ;)

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  4. Miriam: Yo siempre he pensado, desde el comienzo de la carrera, que no todo debía ser estudiar y estudiar, que había muchas más cosas ahí que uno tenía que experimentar porque son necesarias para formarte como persona. Es cierto que no elegí la mejor de las maneras para vivirlas, pero por muchas razones, estoy contento de que las cosas hayan sucedido así. Seguro que tú piensas lo mismo ^^. ¡Mucho ánimo que a tí te queda un suspiro!

    MDoc: Gracias ^^. ¡Ánimo para lo que te queda que es lo más bonito sin duda! Y después de eso, a ser un gran médico que es lo que importa ^^. Un abrazo :) .

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  5. Ruth: No sabes la ilusión que me ha hecho... Te he dejado un pequeño comentario. ¡Gracias por todo! ¡Muaka!

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