martes, 6 de julio de 2021

Seamos como el Sr. Lobo

Estaba yo divagando sobre diversas ideas para poner en práctica a medio plazo (que para no entrar en Déjà vus, que nos conocemos, no voy a desvelar), cuando, casualidades de la vida, comencé a vivir situaciones (no viene al caso mentarlas) que me hicieron recordar una frase que siempre aparece en mi cabeza cuando veo el excesivo entusiasmo o adoración injustificada que surje o bien entre personas que aunque intenten aparentar lo contrario si no fuese por guardar las apariencias y por ser algo ilegal a día de hoy (aunque quién sabe qué sucederá en un futuro viendo realidades distópicas en cine como La Purga... no descartemos nada), estarían apuñalándose, literalmente, por la espalda u otras que de entrada y sin hacer algún tipo de juicio ensalzan a cualquiera que se les cruce por delante y les suponga un soplo de aire fresco en su, puede que desconocida, triste existencia.
Esa frase, queridos y escasos lectores, es “No empecemos a chuparnos las pollas todavía” del archiconocido, o al menos debería serlo, Sr. Lobo, personaje de ficción interpretado por Harvey Keitel en la, para un servidor, mejor película de Quentin Tarantino: Pulp Fiction.
No se por qué, pero me puse a buscar en páginas web ya que mi interpretación sobre ella es algo personal y quería ahondar algo más ya que tenía curiosidad sobre qué entendían otras personas con mayor capacidad de análisis que yo (antes de nada, muy resumidamente, os comento que el Sr. Lobo es un "profesional" al que en la película llaman cuando quieren solucionar "problemas" y la frase se dice en un momento en el que todo el plan trazado va yendo bien) y encontré una explicación descontextualizada que me resultó muy convincente.

Esta explicación la encontré en una página web de diseño para empresas, llamada Gauzak, y reza lo siguiente:

"Prohibida la auto-complacencia. No te enamores de la primera idea, queda mucho trabajo por delante. Ésta idea conforma junto con las demás pasos hacia una posible solución, pero un proyecto es largo y puede sufrir cambios durante su desarrollo. El entusiasmo debe venir al final, e incluye, con una mirada retrospectiva, la suma de todos esas pequeñas soluciones-triunfos que se han dado."

Aunque está claro por dónde va enfocada esta explicación, aplicándose a a parte de lo que yo comentaba en el primer párrafo, no parece que vaya muy desencaminado, ¿no?. En parte. No nos olvidemos que hoy en día la primera de las cosas que me recuerda al Sr. Lobo, es algo aceptado e incluso necesario en esta sociedad tan hipócrita.

Seamos como el Sr. Lobo. No empecemos a chuparnos las pollas... todavía.
Un saludo oportunistas.

1 comentario: