miércoles, 2 de septiembre de 2020

COVacacIDones, capítulo 1: El de que escribir merece la pena

Bueno, este 1 de Septiembre ha sido el comienzo de mis vacaciones. Ansiadas vacaciones. Con el panorama actual puede que no sean aprovechadas de la mejor manera posible, pero tengo claro (y así comencé a hacerlo tras mi último turno el lunes) que las voy a usar para desconectar de mi rutina habitual, que, desgraciadamente, era sólo trabajar, pensar en el trabajo, soñar con el trabajo y condicionar mi estado de ánimo a lo que sucedía en el trabajo. La verdad es que la situación llevaba ya un tiempo siendo insoportable (de ello pueden dar fé las personas que han tenido que aguantarme dentro y fuera del hospital).

Puede que parezca que el hecho de escribir, sea o no sobre este tema, vaya en contra de esa desconexión, pero os puedo asegurar que no es así. He estado meditando mucho al respecto, y he visto cómo poco a poco a lo largo de los años he ido perdiendo determinadas costumbres que en realidad reflejaban mi bienestar. Y sea cual fuere el contenido de lo que escribía, el hecho de hacerlo era algo que me generaba satisfacción y ayudaba a centrarme e inspirarme en otros aspectos. No siempre en el blog (visto está que no es así) y no sobre lo mismo, pero lo hacía con cada vez menos frecuencia y he comprobado con las dos últimas entradas que no ando muy equivocado. Veremos.

Este primer día ha sido entretenido, pero lo mejor ha sido la compañía. Desayuno a la orilla del mar, día de playa (¡con lo que me gusta a mí la arena! :P), sesión de fotos (¿habrá finalmente competición?), pescado y arroz negro (parece mentira...) y para que fuese productivo, también una compra que ya era necesaria (aunque se han colado caprichos, como siempre) amén de organización planes para el próximo día (tenemos que ir día a día y no por el viraco).



Estoy contento :). Espero que se mantenga y los planes que tengo previstos puedan realizarse (¡Los Rickys deben publicar su nuevo LP!). Mientras tanto, escribiré por aquí. Espero no dejar de hacerlo, leñe, que me sienta bien.

Hasta mañana oportunistas.



P.D.: Maldigo al h**o de la gran pu** que desde mi último acceso al correo en el trabajo se ha dedicado a borrar e-mails y a trastear en mi correo. Lástima saber quién es (el muy imbécil dejó su huella) y ahora mismo no poder hacer nada. Pero a lo mejor se lleva una sorpresa...

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